domingo, 4 de diciembre de 2016

comidas típicas chilenas

Arrollado huaso

Cuando un cerdo está listo para ser faenado después de una larga engorda, el invierno pega a la puerta de las casas del sur, por lo tanto, se aprovecha casi todo el animal, para matar el frío y celebrar algún Santo a mediados de Junio. En el caso del arrollado se utiliza la pulpa y el tocino en tiras largas, ajo, pimienta y comino a gusto, se lo enrolla en el cuero del cerdo, pintando el cilindro que se forma, con salsa de ají y amarrándolo con pitilla, para luego cocinarlo en un caldo, mientras la parentela comienza a llegar con el olorcito sabroso de esta preparación. Lo de huaso viene por la salsa de ají, coloradito y contento por el calor del fogón y el vino para celebrar al Santo de la casa.

Caldillo de congrio

Pablo Neruda le dedicó una oda y de paso, lo hizo famoso, especialmente en Isla Negra, donde vivió el poeta. Sin embargo, el caldillo se sirve en todo el litoral central de Chile y hasta un poco más al sur de Talcahuano. Reponedor y nada de pesado, hay preparaciones variadas, pero siempre humeante y presentado en una paila de greda, acompañado de algunos choritos y almejas, además de un buen vino blanco que haga los honores.

Chancho en piedra

Originario del Maule, el preparado de tomate machacado, cebolla, ajo, aceite y sal, nació de la faena agrícola, cuando los peones terminaban la labranza y lavaban la pala en un canal, para machacar el tomate y los demás ingredientes con una piedra. Este “cauceo” se untaba con la gran galleta latifundista. Un pan por peón, entregado junto con la choca en las mañanas, a la entrada del fundo. El chancado en piedra fue llevado a la mesa en una piedra cóncava, de origen volcánico. La deformación fonética del chanco fue derivando en el Chancho. Se lo come en todo el Maule, en algunos casos acompañado de sopaipillas, pan amasado y también con queso fresco o blanco.


Chapalele

También absolutamente chilote, se encuentra en muchas preparaciones australes de chile, debido a la emigración de la gente de la Isla Grande hasta las tierras de Magallanes. Muy similar al Milcao, la diferencia de esta preparación es que se le agregan dos huevos y harina, la mezcla se corta en rectángulos y se cuece en el Curanto o bien, se lo fríe en abundante manteca de chancho.

Empanadas de pino

Originarias de la gastronomía árabe que pasó a la península hispana, las empanadas recorren casi toda las gastronomías de Latinoamérica, sin embargo en Chile es donde nace la empanada de pino o cebolla picada fina, con carne, huevo y pasas. La empanada dominguera es una tradición a la que muy pocos chilenos se resisten, menos si es de esas empanadas caldúas y chorreantes hasta el codo, acompañadas de un buen tinto del año, joven y chispeante como el pino.

Humitas

La humita es uno de los platos chilenos más antiguos, aunque hay símiles en la cocina peruana y también ecuatoriana. Surgieron de la abundancia de maíz en el verano, un poco de ingenio y mucho sabor en una envase natural, utilizando las mismas hojas de la mazorca, para envolver la pulpa de maíz, cebolla, ajo y la albahaca que le da el sabor y la alegría contagiosa. La humita se servía con azúcar espolvoreada o bien, con tomate recién cortado de la mata y no sólo al almuerzo, si no que también a media tarde, con el chancho en piedra o las onces, o bien en la comida de la noche. A cualquier hora, la humita es bienvenida en las mesas de Chile central.

Mote con huesillos

En verano, cuando el calor de la zona central dora los campos y apura los racimos en las parras, cualquier buen chileno sabe como calmar el hambre, la sed y la calor con la preparación de duraznos secos rehidratados, trigo, agua y chancaca. El mote con huesillos se tomaba desde tiempos coloniales, helado y a media tarde. En tiempos más republicanos surgió también el Rey del Mote con Huesillos. Hoy hay muchos, pero el ancestro de esta particular realeza aún se encuentra a la salida del Club Hípico, en Santiago.

Porotos granados

Aunque en algunos casos compartimos preparaciones y platos con otras naciones latinoamericanas, en el caso de los Porotos Granados, el ingenio fue absolutamente chileno. Con porotos coscorrones nuevos, choclo, zapallo, albahaca se realiza este plato propio de la época estival. Pueden ser con mazamorra donde la cuchara queda parada en el plato, o bien, con más agua si hay visitas.






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